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11 Mar
11Mar

La técnica de grafito, es la que tiene menos complicación al trabajar con ella.

Por su forma, peso y tamaño, el lápiz es la herramienta de dibujo más manejable y fácil de usar, que no requiere un pulso excepcional para su utilización y que se borra con mucha facilidad.

Los lápices de grafito están graduados según su blandura o su dureza en una escala que va desde el 8B hasta el 8H: la letra B designa la blandura y la H la dureza.

El número antepuesto a dichas letras indica el grado de blandura o dureza relativas. Así, un lápiz 7B será más blando que un 5B o un 3B. La misma relación numérica se utiliza para señalar la dureza. Esto significa que, según lo que queramos dibujar, podamos escoger lo que más nos convenga.

- Con un lápiz de mina blanda podemos conseguir una gran variedad de tonos, desde un negro intenso a un gris suave y homogéneo.

- Con un lápiz de mina dura podemos trazar líneas muy finas y limpias.

Se puede dibujar con lápices de grafito de dos formas distintas: con la punta de la mina o com el lápiz tumbado.

- Con la punta de la mina se pueden trazar puntos, líneas formando rayados, tramados o cualquier otro signo gráfico. Las diferencias en los tonos de las luces y las sombras, se consiguen uniendo o  separando las líneas de los rayados, muy juntas o entrecruzadas para las sombras y separadas para las luces, o bien engrosando los trazos en las zonas oscuras y afinandolos en las claras.

- El empleo del lápiz tumbado, por su parte, es idóneo para el dibujo de manchas. La mayor o menor presión ejercida sobre los lados de la mina proporcionará sombras con valores distintos.

Se puede ultilizar difuminos o pinceles de pelo suave para matizar o sombrear el dibujo suavizando el claro -oscuro.

  • Los lápices de colores se utilizan exactamente igual que los de grafito y resulta muy interesante la combinación de ambos.
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