La representación de animales es uno de los temas que más adeptos tiene entre los aficionados a la pintura, sobre todo entre los amantes de éstos, posiblemente por el mismo cariño y simpatía que despiertan no sólo los animales de compañía sino también todo tipo de fauna salvaje. La pintura y dibujo de animales no tiene mayor dificultad que los demás temas pictóricos, pero sí requiere un buen conocimiento del animal y una gran capacidad de observación tanto para las cuestines de postura como de anatomía.
Captar la figura de un animal a través del dibujo o de la pintura reviste una especial dedicación, ya que el animal no es precisamente un modelo que aguante una determinada pose esperando a ser pintado; por ello el pintor puede optar por dos posibilidades; una, realizar apuntes constantemente hasta familiarizarse con la anatomía (lo más acertado); otra, recurrir al modelo fotográfico.
Al igual que los demás elementos de la naturaleza, los animales pueden ser representados a partir de formas simples que faciliten al artista la posibilidad de entender sus diferentes partes de manera esquemática; por ejemplo, un caballo se esquematiza a partir de formas geométricas como el cilindro para el cuerpo o el cono truncado para representar la cabeza; posteriormente, tales formas se desarrollan y reducen en función de la parte del animal que debe ser representada.